El motivo de que estemos aquí es el dolor. El dolor y la necesidad de ocultárselo a la persona que lo provoca. Ya sea por no hacerle daño, o por no admitir que nos están desgarrando las entrañas. Nos hemos reunido aquí para desahogar la pena que nos araña el corazón.


lunes, 3 de enero de 2011

Indiferencia


Porque la meta está en no sentir. Ahí quiero llegar. Hay quien dice que no se puede, yo me reiré en su cara cuando vuelva a conseguirlo. Porque la indiferencia es como la felicidad: puedes llegar a tenerla, pero apenas dura un suspiro. Pero mientras la conservas, eres el ser más afortunado del planeta. Porque puede que no te importe nada, que estés melancólica, apática, gris, triste... Pero no duele. ¡¡Dios, deja de doler!!

Hoy he dado un paso más hacia la indiferencia. He tomado una decisión. Iba a hacer un último intento de despertar de su letargo a la persona a la que me habría gustado tener a mi lado. Pero soy idiota, porque sé que no es posible. Precisamente hoy me dejó caer que esto había sido un final. Bien, pues si ya ha terminado, no tengo que enviarle un último regalo. No, porque de todas formas sólo serviría para hacerle más daño. Porque descubrir que no está bien, que todo le va mal, que ha retrocedido, que está estancada. Mierda... Que te machaque, pero al menos que esté bien, así no sería difícil pasar del amor al odio y poder empezar a olvidarla. No, está mal, lo averiguas y entonces... Darías cualquier cosa por poder volver a regalarle una sonrisa. Pero tú no vales nada. Tú no eres capaz de darle eso. No a ella. A otras puede. A ella, precisamente a la que tú has elegido, no. A ella no.

Así que no habrá envío. Así que no habrá olvido. Lo único que habrá, poco a poco, será la indiferencia. Porque sé que puedo hacerlo. Porque sé que pese a que tengo el equipo de RCP más avanzado del mundo, que revive a mi corazón con asombrosa velocidad para que pueda volver a amar y romperse contra el muro de todas las mujeres a las que me dedico a querer, al menos durante unos instantes, mientras el socorrista se afana por hacer al menos 100 compresiones en un minuto, insuflando dos bocanadas de aire cada 30, al menos esos instantes, no sentiré más que un absoluto vacío de amor. Y me soltaré de esa jodida telaraña...


 

1 comentario:

  1. Un baleiro de amor... que grande xeito de dicilo. Sen dúbida a solución perfecta perante tódolos problemas que estamos a engulir por mor de Venus. Tiñamos que ter un botón de reset nun lugar agochado do lombo, e pulsalo inminentemente e sen medo cando as circunstancias o requerisen. Esquecer todo e para adiante, sempre para adinte. Algunha muller será digna do noso amor, verdade? Sempre o damos todo ata a derradeira das circunstancias. Supoño que ese será o problema, miña Annette, os seres febles e compracentes non temos cabida neste mundo. Sexamos pois duras coma o ferro ata que outros fermosos ollos nos fagan diluirnos... coma sempre, porque parece que non aprendemos.

    Un bico, miña futura esposa.

    ResponderEliminar