El motivo de que estemos aquí es el dolor. El dolor y la necesidad de ocultárselo a la persona que lo provoca. Ya sea por no hacerle daño, o por no admitir que nos están desgarrando las entrañas. Nos hemos reunido aquí para desahogar la pena que nos araña el corazón.


viernes, 31 de diciembre de 2010

Silencio


Las palabras que no te digo se me atraviesan en la garganta y me asfixian completamente. Creo que me va a estallar la cabeza. Creo que me estoy volviendo loca. O quizás tan sólo un poco bipolar. Estoy bien, no estoy nada bien... Estoy feliz, estoy profundamente triste... Me lo paso bien, lo paso fatal... Y todas las palabras se atragantan, se retuercen y rascan al bajar de vuelta por la garganta. El silencio me quema, tu silencio me quema. Las palabras que no me dices, sean las que sean, me ensordecen. Se me clava una aguja enorme por cada segundo que pasa sin saber de ti, sin ser capaz de hablar contigo, sin poder arreglar nada, sin volver siquiera a donde estábamos al principio... Ya es imposible. No sé siquiera si será posible que podamos ser amigas... Porque no sé qué puedo darte. No sé qué puedo hacer para no equivocarme más contigo. Cada paso que doy, cada paso que no doy, cada momento en que decido, cada momento en que te dejo decidir... Cada vez que te miro, que te pienso, que respiro, me estoy equivocando contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario